251.287 documentos con distintas tipologías (desde secretos a no clasificados) que revelan las comunicaciones cruzadas entre la Administración central de EEUU y sus diplomáticos y funcionarios repartidos por el mundo, abarcando el periodo comprendido entre diciembre de 1966 y febrero de 2010, “aunque en su mayor parte corresponden a los dos últimos años”, según explica El País, uno de los medios de comunicación al que Wikileaks ha cedido la información en bruto que previamente había sido filtrada a la organización encabezada por Julian Assange. Este antiguo hacker de nacionalidad australiana, sobre el que pesa una orden de arresto de Interpol por una presunta violación, ha dado un motivo más para los que lo encumbran como héroe o para los que lo rebajan a villano. Wikileaks había publicado con anterioridad otra tanda de informes sobre la guerra de Irak y sobre la de Afganistán. Los otros medios con acceso a los cables de la Administración estadounidense son The New York Times, The Guardian, Der Spiegel y Le Monde. Esta tercera publicación masiva de documentos es lo que se ha llamado, con resonancia inmediata en las redes sociales, cablegate. Probablemente no aguante la comparación, pero es como si Google revelara cuál es la fórmula secreta del algoritmo de su buscador, es decir, como si se interceptara y se diera a conocer la clave de bóveda sobre la que se levanta su éxito mundial.
Es pronto para saber si la resonancia mediática del cablegate tendrá más importancia que la información en sí, que hoy lunes 29 de noviembre ha leído muy poca gente en su totalidad, por lo que es recomendable no lanzar juicios de valor a la ligera. Aunque como mínimo apunta a un problema diplomático de envergadura para EEUU, ya que se dan detalles de líderes mundiales y de la situación interna de los países con un lenguaje que no es el habitual del discurso político. Siguiendo con las comparaciones, es como si a uno le entrara un ataque de sinceridad y dejara constancia de todo lo que opina. Y aquí hay un matiz que no es menor: una cosa es opinar y otra cosa es dar una orden directa, ejecutiva (no es lo mismo recomendar que se aisle a Hugo Chávez que montar un operativo con tal objetivo). De la información relativa a España se ha anunciado que existen “presiones a jueces, ministros y jueces”. Seguir leyendo →
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