[Publicado en La RADIO de papel, diciembre]
Cuando el año termina a veces reconforta hacer balance. Debería ser el momento de recordar la única verdad incuestionable, diría que casi la única enseñanza imperecedera: vida no hay más que una y hay que aprender a disfrutarla. En este país se han hecho muchas cosas bien y algunas cosas muy mal. Pero lo segundo no niega lo primero. Quizás una de las grandes confusiones de estos años atrás fue sobredimensionar qué nos hacía falta a cada uno para ser felices. Seguir leyendo