Miguel Poveda, artesano

Tras la primera escucha en Spotify, me voy a iTunes y pago los 9,99 euros que cuesta ArteSano, el nuevo disco de Miguel Poveda. Esta mañana lo he escuchado tantas veces que no tengo ninguna duda de que lo escucharemos muchas veces más. Para empezar, en el viaje en coche que haremos este fin de semana a Lora. Mi opinión no es que sea la de un experto (no soy experto en nada; o al menos en nada bueno), es que tampoco es la de un buen aficionado al flamenco. Conozco a muchos que sí lo son. Vivo con una persona que lo es, por ejemplo. 

La Rioja, una escapada

En el viaje por tierras riojanas, con parada en la ciudad de Burgos, te reencuentras con esa verdad que une inequívocamente a los pueblos de España: la capacidad para hacer feliz al comensal. Cuánto gusta servir una buena mesa y obtener la aprobación. «¿Qué tal, os ha gustado?», pregunta el camarero antes de llevarse el plato. «Todo buenísimo». «Se agradece». 

La guasa

[Publicado en La RADIO de papel, octubre]

Aquí un andaluz que tiene, medio en broma medio en serio, que lidiar con la imagen que parece proyectarse irremediablemente sobre los genuinos de esta tierra. Esta tierra en la que nací sin que mucho tuviera que ver en tal designio y en la que algunos quieren creer que sólo habitan seres mitológicos propensos a la fiesta eterna y alérgicos al trabajo, no sé hasta qué punto contaminados (parece ser que con la ayuda inestimable de la televisión pública regional) por la creencia de que Andalucía está toda ella ocupada por clones de El Risitas y El Peíto. Lo cierto es que, entre risas y risas, los andaluces parecen despreocupados por su presente. Ejemplos hay muchos, en la política desde luego, de lo que el escritor Antonio Muñoz Molina ha resumido en la siguiente observación: “Seguimos a la cola de España, de Europa, en casi todos los indicadores de bienestar y de educación, pero somos más andaluces que nunca”.

Lo todavía inseguro

He hecho varios intentos y me resulta complicado explicar aquí la atracción que siento hacia la representación de un paisaje urbano. Me pasa con la fotografía, pero me parece que todavía me gustan más las pinturas de Richard Estes o esos cuadros grandiosos de Antonio López que he visto en su exposición retrospectiva en el Thyssen. (El Thyssen, el mismo museo en el que, por cierto, descubrí el hiperrealismo de Estes). 

Todo a broma

[Publicado en La RADIO de papel, mayo]

Al final de Vida y destino, en el que creo que es el capítulo nuclear de esta novela, el físico Shtrum se enfrenta a sus contradicciones en un monólogo interior en el que tiene que decidir si firma una carta de apoyo a la decisión de la Unión Soviética, recién victoriosa frente a la Alemania nazi, de purgar a dos compañeros médicos. Ahora que parecía que la vida le volvía a sonreír, Shtrum debe demostrar su fe ciega a Stalin. ¿Me mantengo fiel a mis principios o secundo la caza de brujas de mis amigos? “Hay afortunados”, dice Vasili Grossman por boca de este científico, “que saben tomárselo todo a broma”.